abril 24, 2014

Cuidar la savia

Los libros son para nosotros como la savia de este árbol bibliotecario. Pero escasea.
No sólo nos faltan libros porque no tenemos la solvencia económica para adquirirlos, sino porque –a más de ser muy caros– faltan aquellos que tienen mucha demanda en nuestras comunidades: diccionarios, códigos legales, manuales de carpintería, electricidad, etc., literatura peruana y latinoamericana, enciclopedias de historia y geografía… y, sobre todo, más libros propios que reflejen nuestra situación y conocimientos.
El problema es múltiple no solamente porque en la central de la Red somos pocos –¡poquísimos!– voluntarios, sino porque siempre la demanda es alta en el proceso de canje.
Y trabajar los libros en el campo no es lo mismo que tenerlos en una biblioteca modelo de la ciudad: aquí nuestros libros son herramientas y, como tal, se afectan a veces mucho con su uso.
Por eso estamos llamados a cuidarlos, para que puedan seguir su camino como savia alimentando la todas la ramas, las hojas y los frutos de este árbol.
Ahora que estamos haciendo un nuevo inventario bibliográfico, algunos de nuestros libros han regresado de las bibliotecas en condiciones bastante deplorables.
Para nuestra reciente Asamblea, el equipo de voluntarios del Centro de Canje separó los libritos maltratados para mostrarlos y llamarnos la atención sobre la necesidad de cuidar aún más estas preciadas herramientas.
Hemos reflexionado mucho sobre eso: Somos conscientes que el deterioro es inevitable, sobre todo porque son leídos a diario y trajinan por nuestras chacras tanto como los lectores, pero de todas maneras tenemos que asegurarles un periodo de vida lo más prolongado posible a fin de que sirvan también a otros lectores en otras comunidades.
Como con el árbol, tenemos que esforzarnos mucho para florear y compartir los frutos.

1 comentario:

Kepa Osoro Iturbe dijo...

Tal vez lograréis que los libros sean cuidados con más mimo cuando todos vosotros dejéis de considerarlos objetos. No, queridos amigos, los libros no nos mercancías, no son un conjunto de papeles encuadernados que contienen letras, palabras e ideas. Los libros son seres vivos, son nuestros consejeros, nuestros amigos, nuestros aliados cuando queremos aprender, nuestros salvoconductos cuando deseamos disfrutar del silencio y hallarnos a nosotros mismos e incluso nuestros cómplices cuando buscamos en ellos esa palabra hermosa con la enamorar al otro.