agosto 22, 2017

En la comunidad de Quinuacruz

A fines de julio, como que la escuela de Quinuacruz –en la provincia de Cajabamba– se llenó de la siempreviva sacralidad: los niños y sus maestros habían pedido que se celebrara un all’pata paguikun, la ofrenda a la tierra.
En la mañana temprano, nuestro compañero Alfredo nos explicó el valor y el significado de esta ancestral ceremonia nuestra, recordando de dónde viene cada alimento que tenemos y nos invitó a agradecer estos regalos prodigiosos.
Los niños y sus padres habían traído semillas y productos de sus chacras y crianzas: hicieron sus ofrendas dándoles su resuello y reverenciando a las montañas, a la tierra y a los difuntos.
Con el recuerdo de que la tierra vive y siente, la mañana en la Escuela de Quinuacruz continuó repleta de dibujos y canciones, lecturas e imágenes para finalizar con una conversación y construcción conjunta con los maestros sobre las técnicas de animación a la lectura.
Al final de la jornada, el cálido sol alumbraba aún más el intenso verde que rodean la escuela y a los niños de Quinuacruz. Ahora, su biblioteca ya tiene un ambiente en el que todos se acompañan, animados, leyendo.

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